Desde que Emilio Pérez Touriño accedió a la secretaría general del PSdeG-PSOE en 1998, hace ahora diez años, su principal preocupación y el más grave problema al que tuvo que enfrentarse fue el desafío que representaban las baronías territoriales incrustadas en el partido. La división y los localismos eran la nota dominante del socialismo gallego. De hecho, Touriño ejerció sus dos primeros años en precario, amenazado desde Ourense, Vigo y A Coruña, donde el entonces alcalde Francisco Vázquez le aguaba la fiesta cada vez que daba un paso hacia la unidad. Hasta la celebración del IX Congreso del PSdeG, celebrado entre los días 6 y 8 de octubre de 2000, Touriño no tuvo realmente en sus manos las riendas del partido y la disidencia de Vázquez continuó durante algún tiempo más: rara era la semana en que el actual embajador de España ante la Santa Sede no poblaba el universo mediático del país mediante mensajes paralelos que ponían en tela de juicio su liderazgo.
Aliado a José Luis Rodríguez Zapatero y a su segundo de a bordo, José Blanco, Touriño reclamó entonces "toda la autoridad democrática" necesaria para sacar al socialismo gallego del socavón en que se hallaba y redactó un informe que acusaba, directamente y sin reservas, al alcalde coruñés de haber dejado tras sí, durante los años en que estuvo al frente de la secretaría general, "una formación destrozada y al borde de la ruina física y económica". El retorno a aquellos tiempos son los que Touriño quiere evitar ahora con su veto a la reorganización del PSdeG en base a una estructura provincial, tal y como se establecerá a comienzos del próximo mes de julio en el 37º Congreso Federal del PSOE. Ferraz, sede central del socialismo español, ha accedido a sus deseos y ha prorrogado la estructura actual. Los cambios en Galicia no se harán hasta después de los comicios autonómicos.
Blanco pone a punto el 'motor del cambio'
José Blanco volcará los esfuerzos de la maquinaria electoral del PSOE en la cita de marzo de 2009 en Galicia. Antes se celebrarán las elecciones vascas, pero los comicios galaicos tienen un valor especial para los socialistas porque pueden poner en un grave apuro a Mariano Rajoy si el PPdeG vuelve a perder y no logra revalidar, al menos, los resultados de 2005. Así, los socialistas gallegos irán a las urnas autonómicas del año que viene con un aparato electoral fuertemente centralizado, sin fugas territoriales ni localismos, que basará las líneas maestras de la campaña en la proyección social de Emilio Pérez Touriño como presidente del Gabinete y "motor del cambio" en nuestra tierra. De modo especial, la cúpula del socialismo gallego quiere evitar que se reproduzcan aquellas escenas en las que, en plena recta final hacia las urnas, a comienzos de esta década, Francisco Vázquez y otros dirigentes del PSdeG en A Coruña dedicaban loas a Manuel Fraga. A cambio criticaban ásperamente los pactos con el BNG en algunos ayuntamientos tras los comicios locales de 2003, antesala del bipartito.
Por aquellos días, mientras Pérez Touriño tendía frágiles puentes hacia la nueva ejecutiva nacionalista que comenzaba a despegar con Anxo Quintana al frente, Vázquez hablaba de "batasunos" y "cómplices de Lizarra" para demonizar todo tipo de acuerdo con el Bloque.
CONTRAPUNTO En la esfera de Paco Vázquez
A regañadientes, el presidente de la Diputación de A Coruña y probablemente el militante más antiguo del PSOE en Galicia, Salvador Fernández Moreda, no ha tenido más remedio que aceptar el aplazamiento decretado por Emilio Pérez Touriño. Tendrá que esperar hasta que se hayan celebrado las elecciones de la próxima primavera para intentar, como es su deseo, hacerse con el control provincial del partido. Su caso, viniendo de alguien que siempre se ha movido en las esferas de Francisco Vázquez, ha sido especialmente criticado en Compostela, donde se ha subrayado que sus objetivos -estando como está al frente de la Diputación coruñesa- reproduce el esquema de los barones tradicionales del PPdeG .
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