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29 mayo 2008

"Época" sigue con la operación García Calvo, y "El País" en la picota


Suma y sigue. Época ha vuelto a golpear duro con una información que ha marcado la agenda política y judicial: la operación de descrédito llevada a cabo por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) contra el difunto magistrado Roberto García Calvo, adscrito al sector conservador y considerado "hostil" a las iniciativas legales del Gobierno.

Tras haber conseguido una amplia repercusión mediática que ha llevado al Partido Popular a pedir explicaciones al Ejecutivo, la publicación de Intereconomía publica una nueva entrega con más datos. En esta ocasión, centrada en el hombre empleado por los servicios para llevar a cabo la maniobra: el charli Vicente Garcerán.

Según la revista que dirige Carlos Dávila, los archivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil recogen varios antecedentes de Garcerán por robo de vehículos entre los años 2002 y 2003. Además, señala que, con tan sólo 19 años, participó en el atraco a una gasolinera en Oropesa del Mar. Sus dos cómplices acabaron en prisión pero él siguió libre. Según los informes de la Benemérita, estaba considerado como un sujeto violento.

Su participación en lo que Época califica como una "operación perfectamente diseñada" pudo tener que ver con sus habilidades al volante.

Además, la revista aporta datos acerca de su abogado, Oskar Zein, especializado en policías y que fue defensor del sicario que intentó asesinar al abogado Emilio Rodríguez Menéndez y del ladrón Pietro Arkan, que asesinó al también abogado Arturo Castillo al asaltar su chalet.

De las acusaciones ni siquiera se libra El País, que difundió la historia del presunto encañonamiento de García Calvo a Garcerán por una discusión de tráfico. Según el propio charli, el autor de la información, Francisco Mercado, "me aseguró que no sacaba los apellidos, pero los puso. Me dijo que fue cosa de un jefe suyo, pero las palabras se las lleva el viento".

El asunto, según publicó el diario de Prisa, fue una riña de tráfico en la localidad madrileña de Boadilla. Según dicha versión, el magistrado bajó del coche, abrió el maletero y sacó una pistola con la que encañonó a Garcerán y a la mujer que le acompañaba.

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