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29 mayo 2008

El alcalde de Coslada expedientó a un policía local que denunció a Ginés

Cuando Luis (nombre ficticio) denunció por primera vez a su jefe, en septiembre de 2007, pensó que lograría vivir «con cierta tranquilidad» en su trabajo. No cayó en que las circunstancias que le rodeaban no eran las propicias para solicitar «justicia».

Sus quejas sólo sirvieron para que creciera la discriminación y comenzaran nuevas represalias.

Cuando Luis (nombre ficticio) denunció por primera vez a su jefe, en septiembre de 2007, pensó que lograría vivir «con cierta tranquilidad» en su trabajo. No cayó en que las circunstancias que le rodeaban no eran las propicias para solicitar «justicia». Porque es policía local en Coslada, su jefe se llamaba Ginés Jiménez y la denuncia la interpuso en el Ayuntamiento de Coslada, dirigida al concejal de Seguridad, Antonio Murillo; a la de Recursos Humanos, Esther Fernández; y al alcalde, Ángel Viveros.

Y nadie hizo nada, pero no se rindió. Luis no quiso entrar en la «espiral de silencio» que rodeaba a todos aquellos que trataban con Ginés y «El Bloque» y continuó denunciando hasta en cinco ocasiones ante el Consistorio las practicas, a su juicio, «abusivas» y «discriminatorias» y el «acoso» al que, afirma, fue sometido desde que se afilió al sindicato CSI-CSIF y desde que puso en conocimiento del actual alcalde su situación en la Comisaría. Aquello, asegura, sólo sirvió para sufrir represalias e incluso para que le abrieran un expediente en 2007, por un hecho acaecido en 2006.

Tal y como relata en sus denuncias, el primer «desencuentro» de Luis y Ginés se produjo el 26 de septiembre del pasado año. El oficial jefe le reclamó mientras estaba patrullando por la localidad y tardaron en encontrarle. Cuando finalmente se encontraron en una de las plazas más céntricas de Coslada, el jefe de la Policía local le increpó por que consideró que le habían ignorado, según se explica en la denuncia que presentó en el Consistorio.

«Le pedí que no me gritara, a lo que me respondió encarándoseme que ?eso es lo que tú quieres, que te grite para hacerte la víctima?. Eso lo gritó en repetidas ocasiones, elevando aún más el volumen y a un palmo de mi cara», declaró Luis.

Además, asegura que Ginés le insinuó que podía acabar fuera de la policía, que se dirigió a él con el término «tío» y que le reprochó «te tienes merecido lo que te está pasando». Luis solicitó respuesta a la situación y que se analizaran los hechos pero lo que se encontró fue «la callada por respuesta» por parte del Ayuntamiento y según explicó esto produjo que Ginés «se creciera» áun más.

En la segunda denuncia, Luis aseguró que Ginés había forzado un «roce» con él en el pasillo de la Comisaría que le sirvió para acusarle de «agresión». En esta ocasión también pidió amparo del alcalde y del concejal de Seguridad pero, de nuevo, no hubo acción ninguna, es más, según afirma en las sucesivas denuncias, el trato fue cada vez peor.

Explica Luis, que algunos de sus compañeros, por orden de Ginés, comenzaron a espiarle. Aquello le llevó a solicitar una reunión urgente con el concejal de Seguridad, Antonio Murillo. Pero lo que consiguió fue que en la Comisaría comenzaran las represalias y que, por parte de Murillo, se le abriera un expediente por un hecho sucedido en 2006.

Además, cada día de trabajo se convirtió en un calvario. Le descontaron tres días de sueldo cuando su madre fue operada pese a que entregó el informe médico, comenzaron a «desaparecer» los diplomas acreditativos de hasta tres cursos que Luis realizó y que las academias mandaban a la Comisaría, sus pedidos de material se retrasaban meses mientras que los de otros llegaban en el momento, se le dejaron de tramitar hasta 32 horas libres y pese a que, desde entonces, denuncia la «discriminación y marginación» que sufre en la distribución del servicio que cada día le asignan en la Comisaría, se niegan a mostrarle los turnos del resto de agentes.

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