El segundo asalto de los "cara a cara", que IU, PNV y CiU intentaron cargarse en el último momento, era el definitivo y eso se notó en la tensión de los dos "boxeadores". Ya no había margen para el error ni posibilidad para enmendarlo, así que las interrupciones esta vez fueron constantes y la moderadora dejó hacer a los candidatos, resultando así el debate menos enconsertado que el anterior.
Mariano Rajoy volvió a repetir con corbata roja y José Luis Rodríguez Zapatero con corbata azul, no fueran a pensar los telespectadores que querían cambiar de estrategia. Eso sí, el socialista (o sus maquilladores) entendió que se le fue la mano con el "tinte" de las cejas en el primer debate y esta vez las lucía menos marcadas, más del color de su pelo. Por su parte, Rajoy "abusó" un poco menos de la gomina y optó por un look más casual.
El primer round lo comenzó Zapatero (él iniciaba los turnos esta vez) sacando a escena uno de los protagonistas de la noche. El "libro blanco" de ZP, con todos los datos, y que el candidato socialista puso a disposición de Rajoy, de Olga Viza y de la prensa. Tantas veces recurrió a su libro ("ahí están todos los datos"), que hasta el líder popular acabó un poco "hasta el gorro" de él, y en varias ocasiones le espetó a su contrincante: "Sí, ya sé que está todo ahí".
Otra de las protagonistas de la noche fue la primera pregunta que le hizo Rajoy a Zapatero en sede parlamentaria al comenzar la legislatura. Fue el líder socialista el que la sacó a colación para demostrar que el dirigente popular no se interesó por la economía hasta hace poco y ninguno se puso de acuerdo. En casi todos los bloques salió a relucir la pregunta.
Como no podía ser de otra manera desde que el cara a cara entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro los puso de moda, los gráficos "volaban" de un lado a otro de la mesa. Los dos candidatos los mostraban y Rajoy, para hacer sitio en la mesa, hasta los dejaba caer en el suelo detrás de su silla. Un plano "traicionero" los dejó ver a la audiencia en un par de ocasiones.
Zapatero se llevó bien aprendidas las críticas de los últimos días en relación al primer debate y, aunque no se olvidó de criticar lo mal que estaban las cosas en el pasado con los gobiernos del PP, sí intentó colar alguna que otra promesa electoral para animar el "gallinero".
Al dar inicio al tercer bloque, se puso solemne y mirando a cámara se dispuso a lanzar un compromiso. Cuando todo el mundo ya pensaba que se iba a comprometer a no negociar con ETA si ganaba, Zapatero aseguró que fuera cual fuera el resultado del 9-M se comprometía a dar su apoyo incondicional al Gobierno en la lucha antiterrorista. También sacó a relucir, una vez más, la guerra de Irak y el atentado del 11-M y Rajoy se preguntó si pensaba ganar las elecciones de la misma manera que lo hizo en 2004.
Eso sí, el candidato socialista evitó contestar a su oponente cuando le enseñó una carta de un ciudadano catalán que ha sido multado por poner en castellano el letrero de su negocio. Por más que lo intentó Rajoy, no consiguió respuesta.
En la mente de todos los telespectadores estaba la ya famosa "niña" a la que el líder popular dirigió su discurso final en el anterior cara a cara. Mariano Rajoy no sólo no se inmutó sino que volvió a mentarla y aseguró que "en esa niña pienso" porque "esa niña está en mi mente y en mi corazón".
Lo mismo hizo Zapatero al despedirse, volviendo a citar para despedirse (como hizo la primera vez) la película que dirigió George Clooney sobre la caza de brujas del mccarthysmo: "Buenas noches y buena suerte".
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