En un "cara a cara" en el que estaban pactados hasta los grados de temperatura de la sala, poco podía quedar para la imaginación. El enfrentamiento más esperado en quince años que protagonizaron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy dio pocas sorpresas y aún menos anécdotas.
Lo poco curioso, ya se sabía antes de que empezaran. Como que Rajoy llevaría la misma corbata que en el Tengo una pregunta para usted y Zapatero no. Eso sí, ambos eligieron colores contrarios a los que suelen representar sus partidos: el candidato popular se decantó por el rojo y el socialista por el azul. Y todo parece indicar que Zapatero se remarcó de alguna manera sus ya de por sí llamativas cejas en forma de triángulo, quizá para terminar de explotar ese símbolo en lenguaje para sordos, cuyo vídeo ha recorrido todas las ediciones digitales e impresas de los periódicos.
Rajoy empezó un poco tenso y "agarrotado" un debate que quiso dirigir, por encima de todo, al ciudadano que votará el 9 de marzo. De hecho, en sus discursos primero y último se dirigió directamente al espectador. Pero a medida que los bloques (también pactados, naturalmente) iban avanzando, el líder del PP se iba creciendo y su gesto se iba relajando. De hecho, se fue llevando a Zapatero a un terreno farragoso en el que el socialista se limitaba a criticar lo que habían hechos los anteriores gobiernos del PP, olvidándose de las propuestas de futuro del PSOE.
Tampoco se olvidó Zapatero de sacar a relucir una y otra vez el 11-M o la guerra de Irak. Tanto es así que, en un momento dado, Rajoy le espetó: "Usted quiere que le voten por lo de la otra vez. Cambie ya".
Además, el candidato popular le dio a su oponente ahí donde más le duele: en el famoso talante. Y blandiendo en una mano un fragmento del llamado Pacto del Tinell le acusó de predicar con una mano el entendimiento y con la otra forzar a los demás a excluir al PP "y luego me echa la culpa a mí".
Como algunas encuestas dieron como ganador del cara a cara entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro al socialista, Zapatero se encargó de "mentarlo" un par de veces, a lo que Rajoy tuvo que recordarle varias veces que se limitara a hablar de ellos dos. Pero inevitablemente, el primer debate de la campaña electoral estaba en la retina de todos y, como Solbes, se "abasteció" de gráficos y recortes varios, Zapatero y Rajoy no iban a ser menos.
Los dos contendientes mostraron una y otra vez gráficos de colores, recortes de prensa, documentos oficiales, y todo lo que pudiera contribuir a reforzar sus argumentos. A Rajoy no le iban a pillar en un descuido como le pasó a su "número dos" y se llevó bien aprendida la lección.
Aunque los "palos" se los dieron desde el principio, la presión fue subiendo a medida que avanzaba el tiempo y ya en el "segundo asalto" (después de la obligada publicidad), se desató cuando Zapatero sacó a relucir el tema de los "titiriteros". Cuando el socialista acusó a su rival de denostar a los artistas que le habían defendido, Rajoy le culpó de agredir a las víctimas del terrorismo y allí se mascó la tensión. Fue la única que vez en que, a causa de las interrupciones, el moderador Manuel Campo Vidal tuvo que alargar el turno de uno de los contendientes.
Para terminar, cada uno tuvo tres minutos, y Rajoy volvió a dirigirse directamente al espectador: "Quiero que se vayan a dormir con la tranquilidad de que podemos encarrilar las cosas". Además, insistió en que "quiero que la niña que nace en España tenga una familia, una vivienda y unos padres con trabajo".
Por su parte, Zapatero aseguró tener plena confianza en las enormes posibilidades de una España unidad y se propuso seguir aumentando la prosperidad los próximos cuatro años, antes de despedirse con un "buenas noches y buena suerte".
No hay comentarios:
Publicar un comentario