TRADÚCEME

26 febrero 2008

PRIMER ROUND, VICTORIA POPULAR: Rajoy noqueó a ZP con la inmigración y lo desencajó con las víctimas

"Buenas noches y buena suerte". Ni el plagio descarado de la célebre frase del periodista Edward R. Murrow en los tiempos del macarthismo que utilizó José Luis Rodríguez Zapatero en su despedida le resarció del amargo sabor de boca del debate con Mariano Rajoy.

Durante casi dos horas, el candidato socialista tuvo que hacer frente a un sólido Rajoy que sorprendió a propios y ajenos. El candidato popular hizo gala de mayor poder de pegada y amplia capacidad para sacar de sus casillas al presidente del Gobierno. Y Zapatero tuvo que recurrir a inesperadas soluciones para mantener una débil defensa.

Las muestras de cierto nerviosismo se dejaron ver casi al poco de comenzar el debate. La apertura, en la que ambos afilaron los cuchillos, dio paso al bloque de política económica. Cuando Rajoy aseguró que había utilizado "la inercia y la herencia que impulsaba la economía cuando usted llegó", en alusión al Gobierno de Aznar, el gallego tuvo que remacharlo con un "sí, sí, señor Zapatero", aunque las cámaras no enfocaron a su contendiente.

Fue ahí donde Zapatero intentó aprovechar el debate entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro en su propio beneficio. No le sirvió de mucho. Ni la guerra de gráficos entre ambos, ya que el popular citaba las fuentes de los suyos y el socialista no. Tras acusar a Rajoy de haber congelado sueldos y haber tolerado el redondeo del euro, ZP volvió a ponerse nervioso hasta el punto de que Rajoy tuvo que pedirle que no le interrumpiese.

A partir de ahí, visiblemente animado, hizo gala de retranca gallega cuando el presidente dejó boquiabiertos al citar como ejemplo de su promeso de 400 euros a George W. Bush. "Nunca pensé que el señor Zapatero pusiera de ejemplo al señor Bush", fue la respuesta que recibió.

Inmigración: territorio comanche

El turno de inicio permitió al popular abrir fuego en materia de inmigración. Datos, datos y más datos. El del PSOE, en la réplica, prefirió hablar de becas, sanidad, etc. Rajoy, al retomar la palabra, volvió a la inmigración. Iban ya dos veces y el presidente no entraba al trapo, lo que le recrimina su adversario. La contestación: acusar al PP de no haber apoyado la Ley del Divorcio. La cara de Rajoy, todo un poema al escuchar la réplica. El inquilino de La Moncloa regresó a los cerros de Úbeda de más de doce años atrás. Con los mismos guantes, Rajoy le frenó en seco: "Cuando llegué al Gobierno en 1996 como ministro tuve que pedir un crédito para pagar las pensiones de la Seguridad Social".

Ante la respuesta, Zapatero esgrimió el misterio bonobús de la etapa Aznar. A cada golpe, el gallego reaccionó dejando en evidencia a su interlocutor.

Alerta roja: ETA y 11-M

La oportunidad de defenderse le llegó a Zapatero en el tercer bloque temático: Política Exterior y de Seguridad. Pese a recibir, de entrada, otro correctivo de Rajoy, que tildó la negociación con ETA de "frivolidad" siendo "el fracaso más importante de la legislatura", ZP apretó con la deslealtad del PP.

Y ahí llegó un momento de pim pam pum. El candidato socialista intentó contrarrestar la afirmación de que ETA estaba en la UVI en 2004 recordando cómo si estaba tan débil, el PP le había achacado el mayor atentado de la historia de España (el 11-M). Cogido el guante, sin pelos en la lengua, Rajoy le recordó, como quien no quiere la cosa, que todos se equivocaron en aquellos días. Y, directo al mentón, recordó cómo Zapatero llamó a las redacciones asegurando que habían sido terroristas suicidas.

A esas alturas, un ZP nervioso se agarraba a la definición de Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) como único argumento. Los intentos de meter por medio al 11-M y Aznar acabaron zanjados por Rajoy, rematando con un "me engañó como a todos los españoles". Intentando salir a flote con la política exterior, también fue cortado por el popular: "Nosotros tenemos a Sarkozy y Merkel, usted a Chávez y Castro".

Las víctimas desencajan a ZP

La pausa de cinco minutos sentó bien a ambos candidatos. Zapatero perdió el rostro tenso con que había finalizado y Rajoy se lanzó al combate, recordándole su definición de Nación como algo "discutible y discutido". El contraataque estuvo basado en la crispación del PP. Pero la carga del gallego, ágil, puso nervioso a su rival al mencionar la política hidraulica. Una y otra vez interrumpió a Rajoy con el mismo soniquete: "¿Hará el trasvase del Ebro? ¿Hará el trasvase del Ebro". El popular optó por pegar duro y echó mano de frases escogidas de Felipe González, Alfonso Guerra y Joaquín Leguina. "Usted no tiene ninguna idea de España", le espetó.

A lo que Zapatero intentó replicar con la Alta Velocidad y la eutanasia, metiendo por medio las sedaciones del Severo Ochoa. Rajoy no entró al trapo y puso sobre la mesa cómo "con una mano predica el entendimiento, con la otra prohiben que nos dén los buenos días y además me echa a mí la culpa". Puesto contra las cuerdas por "dejar a media España fuera de juego", ZP aludió a la condena de Alfredo Urdaci por manipulación.

Tampoco en Vivienda hubo espacio para librarse. Zapatero, con cara de enfado, tenso; Rajoy, más suelto. El presidente volvió al debate Solbes-Pizarro y su rival le cortó en seco: "Ahora está usted aquí conmigo".

Y a partir de ahí llegó Troya, el tramo final del debate y, con toda probabilidad, el más tenso. En gran parte gracias a la pésima actuación de Manuel Campo Vidal, que ni moderaba ni se le esperaba. Al final de una de sus intervenciones, Rajoy puso sobre la mesa el incendio de Guadalajara y la falta de preocupación del Gobierno: "Usted fue allí con una cámara de televisión en un helicóptero para salir en el telediario". ZP creyó ver el cielo para retomar posiciones con el Prestige, pero otra vez tragó quina: "Yo estaba allí dando la cara y usted organizándome manifestaciones".

Aquello creció a Rajoy, que en tono suave pero firme entró en materia con los artistas. El candidato popular explicó que no estaba dispuesto a permitir que se insultase a diez millones de votantes ni se agrediese a las víctimas como había hecho Zapatero. Fue el momento estelar del debate: ZP, de los nervios, se trabó con Rajoy asegurando que era una "acusación muy grave". El popular no se apeó y volvió a reiterarlo en un intercambio dialéctico que fue el momento más electrizante del encuentro. Para al final volver a remacharlo y preguntar al presidente "por qué no defendía a los insultados".

En su turno, Zapatero, sangrando por la herida, intentó retomar el asunto acusando a Rajoy de "demagogia populista", a lo que le respondió rápidamente con un "demagogia la suya". Sacando a relucir a Bardem, le sigue dando la réplica. "Yo he descalificado a quienes nos descalificaron. Y además estoy contra el canon", le lanzó Rajoy. El tiempo pone paz al debate. Y también fin con el turno de las despedidas. Campo Vidal, de traje gris (¿para camuflarse con el escenario también gris?) puso punto final con una despedida larga cargada de protagonismo.

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