TRADÚCEME

03 junio 2008

Los críticos del PP, en minoría

-Costa encabezó a los descontentos, denunció una «crisis de ilusión» y no descartó presentarse al congreso-
Sólo Ignacio González, Aragonés, Vidal-Quadras y Elorriaga expresaron sus quejas en el comité-Rajoy pide un «esfuerzo de integración» y «prudencia» en las declaraciones públicas


Ayer fue otro lunes difícil para el PP. Casi cinco horas de debate a puerta cerrada de un Comité Ejecutivo en el que a calzón quitado, sin caretas, y en algunos casos casi descarnadamente, se cruzaron impresiones sobre la situación interna que atraviesa el partido. La catarsis, hay quien hablaba de «terapia de grupo», se hizo en voz alta y sin hipocresías.

Si el pasado sábado fue el día de la foto de familia de Rajoy con el poder territorial, ayer fue el de Juan Costa. También el día en el que se escenificó que un sector no quiere que el de junio sea un congreso a la búlgara. Por lógica, teniendo en cuenta la posición de los «barones», fueron más las voces que cerraron filas con el líder que las que le cuestionaron.

En nombre del sector crítico intervinieron Costa -exquisito en el fondo y en las formas a la hora de presentar sus discrepancias-, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González; el eurodiputado Alejo Vidal-Quadras; y los diputados Gabriel Elorriaga y Carlos Aragonés. La presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, se ausentó antes de que terminara la reunión porque tenía un acto en la Puerta del Sol. También se fue antes y sin intervenir el alcalde, Ruiz-Gallardón.

Los populares debatieron sobre el liderazgo, el modelo de organización, el poder que se quiere dar a los «barones», el marco político, el modelo de Estado que se quiere para el futuro, si se han analizado las causas de la derrota electoral, si se ha caído en un modelo de dirección excesivamente personalista, e incluso sobre el papel de algunos medios en la crisis.

Puede decirse que la intervención de Costa, el coordinador del programa de las pasadas elecciones, fue determinante en el desarrollo de la Ejecutiva. Hasta ahora ha guardado un prudente silencio, que rompió ayer con un medido discurso que se resume en una idea principal: «Hace falta un nuevo liderazgo capaz de generar ilusión y de unir al PP».

Él puso sobre la mesa una de las grandes preguntas que se hacen en algunos cenáculos populares, pero de la que prácticamente todo el mundo reniega en público: si el proyecto y el liderazgo de Rajoy genera ilusión y puede ganar elecciones. Para responder se puso del lado de «los militantes» que creen que «no». Detalló sus críticas a la recogida de avales por parte del aparato, pidió que se haga de verdad un esfuerzo para recuperar la confianza de personas claves -como María San Gil- y contestó a la campaña contra su mujer, y detrás de la que ve a algún compañero. Dejó la puerta abierta a optar al congreso.

Entre los cruces dialécticos destaca el del «dos» de Aguirre con Javier Arenas, quien había arremetido contra la estrategia de desgaste de Rajoy y reclamó lealtad. Ignacio González le contestó que la deslealtad es defender una cosa en público y otra en privado. En un duro discurso, que traía ya armado, denunció que el PP ha entrado en un proceso de conflictividad interna que ha trasladado a la militancia la impresión de que las cosas no se están haciendo bien. Y citó errores de estrategia y de gestión, como que no se haya hecho un análisis de las causas de la derrota, que se haya dado a entender que la culpa de esa derrota no era de todos, que se aliente la división entre moderados y retrógrados, que se mantenga al partido cuatro meses sin dirección, que se apele a recuperar «un centro perdido» y la marcha de señaladas personas. Vidal-Quadras, coautor de una de las enmiendas más relevantes a la ponencia política, llevó la pelota al tejado ideológico y emplazó a Rajoy a que diga con claridad qué modelo de Estado quiere. Elorriaga entró en el debate contestando a los que identifican a los críticos con marionetas de algunos medios de comunicación.

Se quejó de falta de diálogo interno.

Y Aragonés cuestionó, entre otras cosas, que todas las energías se hayan puesto en una campaña electoral interna y que se actúe con un excesivo personalismo en la conformación del equipo -es el equipo de Rajoy y no el del PP. Por eso, defendió que sería bueno que se supiera quién será el secretario general y los vicesecretarios. También pidió un debate sobre el consejo autonómico.

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